2. Piensa en las ventajas de tus propósitos. Visualizar los beneficios que van a traer los cambios o el hecho de cumplir lo que te has propuesto, ayuda a mantenerlos y a verlos como una meta a la que llegar sin perderlos de vista por el camino.
3. Prepara un método para actuar. Por ejemplo, si quieres hacer más ejercicio, ¿cómo lo vas a hacer? ¿Vas a ir a un gimnasio? ¿Vas a asistir a algunas clases? ¿Cómo vencerás la pereza? Planifica unos días concretos no negociables para realizar tu actividad, el resto de días podrás hacer el resto de cosas que quieres hacer además de cumplir tu objetivo. No te estreses, ¡seguro que tienes tiempo para todo!
4. Hazlo fácil. Los cambios radicales no suelen dar buenos resultados, se trata de irlos incorporando poco a poco en una rutina o forma de vida. Por ejemplo, no vas a pasar de no hacer deporte a correr una maratón, pero sí a conseguir objetivos fáciles y asumibles para ti: hacer deporte uno o dos días a la semana, combinar una actividad al aire libre con otra en un gimnasio…
5. Comparte tus objetivos con tus amigos. Es posible que tus amigos también compartan algún propósito contigo y quieran realizarlo con alguien, de manera que ambos os motivéis entre vosotros y os convirtáis en grandes aliados. Puedes contárselo y proponerles un plan para entrenar juntos o realizar actividades saludables que os aporten un beneficio a todos.
6. Positiviza tus descuidos. Es muy posible que un día falles, que no te apetezca, que sientas desmotivación o que optes por hacer otra cosa que te aleja de tu propósito. No pasa nada, permítete momentos así. Y al día siguiente, vuelves con las pilas cargadas. Es la mejor manera de ir aceptando los cambios y no verlos con frustración o decepción si algo no sale 100% como lo esperabas. ¡Ánimo y a por ello, en 2015 lo conseguirás!