Actualmente es fácil tropezarse con el concepto de vitamina D. No en vano, la literatura al respecto es más que abundante. Sin embargo, la mayoría de la gente sigue teniendo dudas acerca de esta vitamina. Vamos a tratar a continuación de esbozar cuatro conceptos sencillos sobre la tan citada ‘D’.
Aproximémonos, primero, al concepto. La vitamina D, descubierta por el equipo del Dr. McCollum en la Universidad de Columbia en el 1922, es una de las cuatro vitaminas liposolubles –junto a las vitaminas K, A y E- , es decir, se almacena en el tejido graso. Años atrás, era conocida como la “vitamina de la luz del sol” o el “factor antirraquítico”. En la actualidad también es designada, a nivel científico, como calciferol.
La vitamina D es un grupo de esteroles (esteroides que se encuentran en plantas y animales) de entre los que destacan la vitamina D2, que se obtiene por radiación solar de las plantas, y la vitamina D3, que se obtiene por la radiación de una molécula subcutánea. Sea D2 o D3, esta vitamina necesita de órganos como el hígado y el riñón para ser metabolizada y que pueda convertirse en una molécula activa.
¿De dónde conseguimos la vitamina D?
La principal fuente de vitamina D es la luz del sol o ultravioleta. Así, en los países mediterráneos los requerimientos diarios de vitamina D se deberían satisfacer con la exposición regular a la luz solar. Estos requerimientos diarios están relacionados con los siguientes factores: estación del año, tipo de piel, edad, intensidad y tiempo de exposición al sol entre otros.
Es complicado obtener vitamina D sólo de alimentos. No obstante, existen fuentes alimentarias de calciferol. El alimento con mayor aporte de vitamina D es el pescado azul, seguido del hígado, los lácteos como el queso y la mantequilla, o la yema de los huevos. Esto hace, que muchos alimentos sean fortificados o enriquecidos con esta vitamina. Es importante mirar las etiquetas de los alimentos para saber si ha sido adicionada dicha vitamina.
Finalmente, se puede obtener vitamina D mediante suplementación, que encontraremos en farmacias y tiendas especializadas.
¿Cuáles son sus funciones?
La función más importante de la vitamina D es incrementar la asimilación de calcio desde el intestino y ayudar, a su vez, a la formación y correcto aporte de minerales del hueso. En este sentido, contribuye a mantener los huesos y los dientes sanos. Obtener una buena calcificación ósea nos ayudará, cuando nos hagamos mayores, a minimizar el riesgo de roturas. Sostener los niveles de calcio es, además, fundamental para el funcionamiento del sistema nervioso central.
Asimismo, la vitamina D ayuda a mejorar el sistema inmunitario y reduce el riesgo de padecer hipertensión. Finalmente, es preciso apuntar que el calciferol favorece el crecimiento y la división celular.
Signos y síntomas de su déficit
¿Qué sucede si nuestro cuerpo no posee la cantidad deseable de vitamina D? Antes que nada, es importante subrayar que existen una serie de factores de riesgo asociados al déficit de vitamina D. Puedes leerlos en el cuadro siguiente:
2/El embarazo;
3/La edad avanzada (al envejecer, la piel no produce tanta vitamina D por exposición solar);
4/Los problemas severos de alcoholismo;
5/El consumo de drogas o de algunos fármacos;
6/El sobrepeso y la obesidad;
7/Las enfermedades renales o hepáticas crónicas;
8/El tiempo excesivo en interiores (es el caso de los ancianos en los geriátricos; los enfermos crónicos encamados; entre otros);
9/Las zonas geográficas con poca luz del sol;
10/El uso excesivo/reiterado de protectores solares durante todo el año.
Existen una serie de signos y síntomas que pueden indicar que sufrimos un déficit de vitamina D.
En este sentido, debemos estar atentos a: dolor óseo y muscular; desmineralilzación ósea o roturas no atribuibles a traumatismos o caídas; al cansancio y la fatiga sostenidas en el tiempo; la aparición de infecciones de forma reiterada; así como llagas en la boca o caries; la caída abundante de cabello; y estados depresivos. Asimismo, a día de hoy existen múltiples estudios que relacionan la falta de vitamina D con la diabetes y la hipertensión arterial. Con todo, queda aún camino por recorrer en la relación entre enfermedades y carencia de vitamina D.
Raquitismo y vitamina D
Mención aparte merece el llamado raquitismo, una enfermedad infantil que afecta a millones de niños en todo el mundo, y cuya principal causa son los bajos niveles de vitamina D. En esta patología los huesos no absorben suficiente calcio ni fósforo. El raquitismo se caracteriza por deformidades óseas, dentales, pérdida de fuerza muscular, calambres, crecimiento insuficiente, etc.
Curiosidades
¿Sabías que la vitamina D más que una vitamina se considera una hormona, ya que activa y reprime varios genes?
Este post ha sido redactado de la mano del experto dietista y nutricionista Jordi Barenys. Echa un vistazo a su increíble trabajo en cuanto a nutrición clínica y deportiva aquí:
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