Hoy en día las enfermedades del corazón son la causa más frecuente de mortalidad en el mundo. ¿Compensa descuidar el corazón? ¿Queremos una vida sana y activa? La prevalencia de las enfermedades cardiovasculares está aumentando en todo el mundo; no solo en países desarrollados sino también en países en vías de desarrollo. Es necesario, por tanto, prevenir su aparición basándose en una alimentación sana, variada y equilibrada que pueda además de ser nutritiva, ser beneficiosa para todos.
Actualmente las recomendaciones generales de una dieta cardiosaludable se suelen asociar a la dieta mediterránea, siendo esta abundante en aceite de oliva, frutos secos y pescado azul. El aceite de oliva, los frutos secos y el pescado azul contienen ácidos grasos monoinsaturados (AGMI) que reducen el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
PAUTAS GENERALES DE UNA DIETA CARDIOSALUDABLE
Las pautas más importantes para mantener una dieta beneficiosa para el corazón pasan por tres pilares.
El primer pilar, reducir el uso de la sal. Así evitaremos un funcionamiento anormal del corazón. Para averiguar la cantidad de sal de un producto nos basta con multiplicar por 2,5 los gramos de sodio (Na) del producto. Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) proponen una cantidad máxima de 5 gramos de sal al día. Hoy en día se cocina con cantidades excesivas de sal, usando hasta 15 gramos diarios. Está comprobado que si poco a poco se disminuye la cantidad de sal en las comidas, vamos acostumbrando al paladar a una dieta menos salada sin perder calidad en el alimento. Junto con un menor consumo de sal deberíamos aumentar la cantidad de agua ya que nos ayuda a regular los niveles de sal en el cuerpo. Esto hace que el funcionamiento del corazón sea el adecuado.
Por otro lado, es necesario reducir aunque no evitar las grasas de origen animal. ¿Y cuáles son estas? Se trata de los ácidos grasos saturados que podemos encontrar en carnes rojas, bollería, platos preparados, etc… y que se relacionan con una mayor probabilidad de sufrir enfermedades del corazón debido a su incidencia negativa sobre el colesterol. No obstante, como apuntamos al principio no hay que eliminarlos sino que hay que complementarlos con ácidos grasos insaturados los cuales encontramos en productos naturales como aceite de oliva, legumbres y frutos secos. Por supuesto que si estos productos son 100% ecológicos el beneficio aportado por las grasas insaturadas será mayor.
En último lugar, y no por ello menos importante, es vital evitar la dieta hipercalórica o de alta cantidad de energía. ¿Y para hacer ejercicio, no hacen falta muchas calorías? Es cierto que es importante tener energía para el día a día y para practicar un deporte, el matiz de este tercer pilar se basa en las calorías vacías. Aquellos alimentos como el alcohol, las harinas refinadas o los alimentos muy azucarados que proporcionan energía pero pocos o ningún nutriente hay que evitarlos ya que no realizan una función nutritiva para el cuerpo y solo aportan energía que, si no la gastamos, se reserva como grasa. En definitiva, no abusar de alimentos con muchas calorías y poca carga nutritiva. Por otra parte, en relación al alcohol es cierto que una copa de vino al día, preferiblemente tinto, es beneficiosa para el corazón gracias a los antioxidantes que contiene.
Cabe destacar que todas estas recomendaciones no sirven de mucho sin estar acompañadas de al menos 30 minutos diarios de ejercicio moderado con el objetivo de mantener el corazón en el mejor estado de forma.
Queremos la mejor calidad de vida y el mejor estado de forma. Para esto necesitamos una buena alimentación… ¿te apuntas a cuidar tu corazón?