Se acerca la época de la Navidad. Las luces en las calles y árboles, el frío en el ambiente y villancicos sonando por todas partes nos lo dejan claro. Y como todos los años, sin excepción, llegan las temidas cenas Navideñas de empresas.
Es una tradición muy arraigada en un gran número de compañías. Se busca un momento de descontracción y acercamiento entre los compañeros, estar en una un ambiente más distendido y relajado, donde las conversaciones fluyan sobre temas que no sean el plan de marketing o la previsión de ventas. Y sí, la intención es buena. En muchas de estas cenas al final ocurre lo de siempre: te sientas junto con tus dos o tres compañeros habituales, sigues hablando de (criticando) las mismas cosas, comes demasiado y bebes probablemente más de lo debido. Tal vez sea un poco una exageración, o tal vez no. Puede que me equivoque, pero seguro que, si es así, no me alejo mucho de la realidad.
Dicho esto, te pregunto: ¿has pensado hacer alguna vez algo diferente a una cena de Navidad? ¿Te has planteado si es la mejor manera de celebrar esta época del año y de pasar un rato con el equipo? Estoy seguro que hay opciones mucho más interesantes y mucho más saludables.
Si algo tiene el deporte y la actividad física, a parte de sacarnos de nuestra rutina y quehaceres diarios, es la de activarnos, oxigenar nuestro cuerpo y despertar nuestra mente. Igualmente, cuando practicamos alguna actividad de baja intensidad, pero continuada, vamos entrando paulatinamente en un estado de relajación difícil de explicar.
Sabiendo esto y si eres una empresa Wellness, concienciada con promover hábitos saludables entre tus equipos, ¿has pensado en sustituir esa “cena de Navidad” por una fantástica caminata por el campo? Puede que te choque al principio, que pienses que es muy fácil escribir sobre ello pero que luego la realidad es otra. Que si la gente no tiene la equipación correcta o le falta algo la forma. Que si la logística, que si las fechas, que si…
Caminar por el campo nos relaja a todos, nos permite andar y hablar a la vez, nos permite hacer una actividad durante un largo rato donde, una vez entremos en ese estado de relajación, las cosas se ven de manera diferente y ese compañero que no te caía tan bien te comenta las dificultades que tiene con algún tema y entonces cambias tu punto de vista. El director se muestra más humano, más cercano y finalmente te habla de otras cosas que no sea la cuenta de resultados y, caramba, resulta que es una persona interesante. Ese departamento que tanto te fastidia a veces, caes en la cuenta que está compuesto por un equipo agradable y comprometido. Y así, un largo etc.
La naturaleza, lejos de nuestro día a día, lejos del estrés de la ciudad, junto con la actividad física, nos hace más humanos, más cercanos y más naturales. Prueba a cambiar este año, “rompe” las reglas establecidas, piensa diferente y celebra la Navidad con tu equipo con una caminata por el campo o la montaña. Te sorprenderán los resultados, disfrutarás más y te dará la oportunidad de conocer mejor a las personas que día a día, semana a semana, trabajáis para conseguir grandes resultados.
Este post ha sido preparado por Ignacio Peralta Rojo