Empieza el año o mejor dicho, ya ha empezado, y con él un sin fin de buenos propósitos. Todos comenzamos a pensar en lo que esperamos de este año, en lo que queremos lograr, en los cambios que vamos a realizar, en los retos que vamos a alcanzar… Y el deporte suele estar desgraciadamente en las listas de muchos.
Ahora mismo estarás pensando todo lo contrario: que el deporte aparezca en buena parte de las listas de buenos propósitos de un gran número de personas es fabuloso. Que cada vez más gente decida practicar algún tipo de actividad física es bueno para todos. La gente estará más sana, más saludable y con muchas ganas de emprender nuevos desafíos. Y no te falta razón.
¿Por qué digo «desgraciadamente»?
- Aprender inglés lleva años, estudiar un curso para complementar tu formación normalmente de seis a doce meses como mínimo, bajar esos kilos de más algunos cuantos meses. Salir a caminar a buen ritmo 45 minutos y sentirse bien después, sólo un día.
- El hacer planes a largo plazo cuando hablamos de deporte, que impliquen un compromiso personal para todo el año, muchos de vosotros estaréis de acuerdo que no siempre es fácil de cumplir. Que las buenas intenciones las tenemos todos, pero los resultados son otra cosa. El día a día nos empieza absorber, las responsabilidades laborales y familiares comienzan a estar siempre en primer lugar y no es necesario que pase mucho tiempo para que esos propósitos con los que comenzamos el año vuelvan, un año más, a quedarse en el fondo del cajón.
Por este motivo y porque tenemos que conseguir que la actividad física sea algo tan natural como el comer o el dormir, es por lo que para este año te propongo, si lo habías colocado en tus “new year’s resolutions”, que lo elimines. Sí. Pero eso no significará que no hagas nada.
¿Por qué eliminarlo de los nuevos propósitos?
- Cuando pensamos en términos anuales, es normal caer en frases como: “venga va, empiezo el mes que viene, que éste al final se me ha complicado” o “ya después de Semana Santa, que llega el buen tiempo”, y así un no acabar de excusas. ¿Y si cambiáramos nuestra forma de empezar con el deporte? ¿Y si en vez de hablar en largo plazo, pensamos en corto? Estoy convencido que si te paras un momento y piensas en términos mensuales y no anuales te será muchos más fácil.
¿Cómo hacerlo?
- Revisa tu agenda y busca, en este mes, ¡ya!, cada semana, un hueco de 1h y 15´ para hacer algún tipo de actividad física. Salir a caminar, la piscina que está cerca del trabajo, un partido de pádel con los amigos, una actividad dirigida en el gimnasio, lo que sea, pero busca algo fácil de acceder y calendarízalo en tu agenda. Y no te falles (eso sí, puedes cambiar el día, pero no la semana).
- Pasado el mes, comprobarás que no ha sido tan difícil, que ese hueco de una hora y cuarto no te ha limitado tus aspiraciones profesionales o que tu familia no te ha dejado de hablar. Y para el mes siguiente, vuelve a hacer lo mismo, vuelve a buscar otros cuatro huecos de una 1h y 15´, y no más. Y así, hasta verano.
Pronto comprobarás que ha sido más fácil de lo que esperabas y, casi con seguridad, querrás comenzar a meter un quinto o sexto día al mes. Hazlo, por supuesto, pero sin prisa. Lo importante, como te decía al principio, es introducir el deporte como parte normal en tu vida y para eso, sin ninguna duda, no tienes que tener prisa, simplemente, mensualmente, busca tus “monthly resolutions” y cúmplelas. Tu cuerpo, tu cabeza y tú mismo, te lo agradecerán.
Post by Ignacio Peralta Rojo