Ante cualquier situación, nuestro talante determina nuestra experiencia. Así que optimismo por delante, siempre. Ante todo.
Tenemos dos potentes herramientas para mantener el optimismo: el cuerpo y la mente. Y lo mejor de todo es que el uno ayuda al otro y viceversa.
El cuerpo es fácil de alegrar cuando lo movemos y, especialmente, cuando bailamos. Piensa en la sensación que surge cuando escuchas una de tus canciones favoritas a todo volumen y te mueves al ritmo de la música. Me emociono solo de pensarlo.
Igual encuentras esa sensación de alegría en el cuerpo mediante otras cosas. Para mí, una de ellas es el yoga, en sus múltiples modalidades.
El agradecimiento
Al igual que ejercitamos nuestro cuerpo, también podemos entrenar nuestra mente. Una forma muy bonita de hacerlo es practicar el agradecimiento.
¿Qué significa esto? Simplemente es pensar en 3 cosas por las que te sientes agradecido al despertar y de nuevo al irte a dormir. Por ejemplo, por estar sano, por la labor de los profesionales sanitarios, por poder estar conectados, etc.
Decir «gracias» nos ayuda a cambiar nuestro punto de vista, a ver la experiencia como algo positivo y a fomentar la aceptación de aquello que estamos viviendo.
La meditación
Otra técnica es la meditación. Meditar es básicamente mantener atención plena en aquello que sucede en el momento presente.
La puedes practicar sentado con los ojos cerrados, fijándote en cómo entra y sale el aire al respirar. También mientras pelas patatas y tomas conciencia de su color, de la rugosidad de la piel, del olor que surge al pelarlas, de la temperatura del agua cuando las lavas, etc.
A continuación, comparto contigo una meditación sobre el optimismo, corta y sencilla. Está basada en un texto de Mathieu Ricard:
Todo el equipo de Andjoy estamos aquí para apoyarte en estos días.
¡Te mando un fuerte abrazo!
Artículo escrito por Irene Alda