Las posturas de yoga que practicamos hoy en día no tienen 2.500 años. Esto es un mito. Entonces, te estarás preguntando, ¿de dónde vienen las asanas que a veces se convierten en sinónimo de una práctica física y casi contorsionista? Revisemos un poco la historia del yoga.
La práctica tradicional más semejante a las posturas actuales viene del hatha yoga. Se inició en el siglo XIII y decayó en el XVIII. En los textos aparecen algunas asanas pero hay pocas y la mayoría son en posición sentada, nada de posturas invertidas o acrobáticas.
A finales del S. XVIII, cuando regían los británicos en India, los «hatha yoguis» eran mal vistos tanto por los británicos como por los indios. Se les asociaba con la magia negra, la pobreza y la violencia. Entre los ss. XV y XIX había bandas de yoguis militares que controlaban las rutas comerciales. Para suavizar y eliminar estas prácticas, el gobierno británico decidió promover prácticas religiosas que consideraba aceptables como la meditación.
Los años del colonialismo dejaron huella en India. Existía la idea de que los indios eran una raza inferior. En esa época, había una cultura de «ejercicio físico» que incluía culturismo, gimnasia y calistenia militar. Todo esto promovió un proyecto para eliminar los estereotipos peyorativos.
Uno de estos proyectos fue la reinclusión del hatha yoga con un giro moderno: se mezclaron las ideas del hatha yoga con las prácticas occidentales del deporte. Así, nació una versión más aeróbica y acrobática del yoga para crear una imagen positiva de la población india y su cultura; India promovía una práctica moderna al tiempo que se ponía en valor su cultura e historia.
¿Qué podemos concluir con todo esto?
El yoga moderno que practicamos tiene solo 100 años. Una de sus mayores influencias fue T. Krishnamacharya, quien tenía mucha experiencia en la preparación física. Gracias al apoyo económico del maharajá de Mysore, Krishnamacharya reformuló el yoga incluyendo ejercicios de fuerza, gimnasia, calistenia y algunas prácticas de yoga que se consideraban «aceptables».
Por ejemplo, los saludos al sol se inventaron en los años 30 y algunas de las posturas invertidas o equilibrios de brazo se inventaron en las últimas décadas. Al final, la historia relata y describe un yoga que se adapta y se reinventa para adaptarse al momento presente. Una práctica con un origen que (igual sí o no) sorprende. ¡Feliz Día Internacional del Yoga!
Artículo escrito por Irene Alda